Vestido de princesa.

Ella puede vestirse de princesa, y aparentar ser una señorita.

Te tienta con sus andares y sus descaradas insinuaciones.
Caes una, otra y otra vez en sus mismas redes.
Te crees enamorado, pero tu mirada no tiene un brillo de amor.
Solo muestras la soberbia de poder tener lo que otros no lograron conseguir.
¿Te das cuenta, no es verdad?

Estás vacío, no presentas un ideal. La tristeza te corroe. ¿Es muy dolorosa la red dónde te encuentras ahora? ¿Tus manos están entumecidas de tanto intentar librarte de la obsesión?

No te diste cuenta, pero ella, la aparente "señorita", planeo conseguirte ella a ti y ahora estás encadenado a ella por temor a qué lastime a quién verdad una vez quisiste, pero dejaste de lado por ir tras una mujer con un vestido de princesa.

 

En el borde.

Probemos un poco de esa dulce libertad, que nos incita a gritar desde lo más profundo de nuestro efímero ser. Cuan añorada es la osadía de poder enfrentarse a lo que nos reprime, de ponernos al borde de un balcón para admirar las almas libres. Un poco más, ya está cerca. ¿Es el final de la línea, o el principio de un anhelo?.
Lineas, puntos, rayas, circunferencias, romboides. Son elementos que nos llevan al borde pero no nos dejan cruzarlo. Eliminemoslos de nuestra mente. Colguemonos de ese borde.