Su tortura recién comenzaba.

Lo supe desde la primera vez que lo vi. Sabía de esa naturaleza salvaje e indómita. Pero cuando vi que sus ojos dorados se volvieron  rojos y que sus pupilas tenían destellos azules, me di cuenta que era momento de huir… pero no pude dejar de mirarlo. Susurraba. Susurraba con su voz grave y ronca, igual que la de ese demonio de andar altanero con él me había encontrado en mis más perturbadores sueños… y pesadillas. No quedaba nada de ese hombre que era mi amigo, nada de aquella mirada divertida ni de su sonrisa torcida, solo podía admirar esa mueca sardónica en su boca y sus ojos llenos de un deseo mordaz.
Pero ese cambio no se debía a mí… si no que estaba dedicado a la persona que era dueña de su corazón, a la cual soy parecida, de la cual tengo parte de su alma.
Me observaba, y al mismo tiempo no me estaba mirando a mí, la estaba mirando a ella, buscando el porqué de su traición, y como llevar a cabo su venganza.
Tronó sus manos y sus garras destellaron… su pelo rubio plateado brillaba con la luz de la luna dándole un ese toque siniestro y atrayente. Un escalofrío me recorre hasta la nuca. Mi instinto me sigue diciendo que huya, pero nunca hago lo que me dicen.
Soy consciente de esa fortaleza que irradia, que me reduce a algo ligero en comparación. Se acerca a mi cuerpo, con esa mirada sádica que nunca antes había visto en sus ojos dorados y se mete en mi mente… induciéndome imágenes turbulentas, las mismas que aparecen en mis pesadillas. Veo la sangre, sus ojos rojos y a una mujer parecida a mí, siento la lluvia y el frío aire del bosque, huelo el hedor de la putrefacción y escucho una respiración agónica junto con gritos desgarradores… pero también me veo a mí, quieta, vacía, como si no tuviera alma.
 Entonces él ronronea cerca de mi oído y volví en sí, advierto mis lagrimas cayendo y su lengua caliente atravesando por mi mejilla… en ese instante supe con claridad que mi tortura recién comenzaba.
Cute Orange Flying Butterfly